A 3.200 m. s. n. m., y coronando la cima del cerro, se levanta este escenario, uno de los epicentros de oración y peregrinaje más representativos del país. Su construcción, en terrenos que desde 1640 fueron ocupados por ermitas y monasterios, lo erige además como referente histórico de Bogotá.
Así, 3.957 escalones, 14 estaciones del viacrucis y una travesía en medio de senderos hacen parte del ascenso hasta el santuario. El transporte en teleférico y funicular complementa las alternativas de acceso y permite, a su vez, obtener una vista panorámica de la ciudad.
Ya en la cumbre, el templo actual exhibe la configuración típica de las basílicas menores. En su altar principal yace el Señor Caído de Monserrate, representación elaborada en el siglo XVII por el maestro santafereño Pedro de Lugo y Albarracín.
Dirección: Cra. 2 Este No. 21-48 Cerro de Monserrate
Tan sólo veinte años después de la fundación de Bogotá comenzaba su proceso de construcción. Posterior al terremoto de 1785, que afectó gran parte de su estructura, sucedieron procesos de restauración y reconstrucción, liderados poi el arquitecto Fray Domingo de Petrés y el ingeniero Domingo Esquíaqui.
La ornamentación de la iglesia resume la labor artística de talladores, escultores, artesanos y pintores Se destaca, por ejemplo el Altar Mayor, elaborado por Ignacio García de Ascucha y Lorenzo Hernández de la Cámara; el artesonado mudejar y las obras de bulto, catalogadas entre la más valiosas de la imaginería virreinal es pañola del siglo XVII.
Dirección: Avenida Jiménez con Carrera 7a
Recinto, bautizado en homenaje a la religosa italiana, se erige en la actualidad como epicentro de historia y arte religioso.
La edificación, cuyo origen se remonta hasta mediados del siglo XVII, también hizo parte del convento de clausura de hermanas Clarisas. Ornamentos interiores, tallas, esculturas, retablos, lienzos, esculturas murales y arte mobiliario hacen parte de la escena religiosa.
Desde el punto de vista arquitectónico, se destaca planta rectangular con muros en mampostería, los portones de estilo renacentista y la espadaña en ladrillo.
Dirección: Cra. 8 No. 8- 91
En 1539, y por orden de Gonzalo Jiménez de Quesada, se levantaba la primera iglesia de la capital en la Plaza de Bolívar. Desde aquél año, y hasta 1806, la historia de la catedral se debatía entre restauraciones, remodelaciones y demoliciones.
Finalmente, en 1807, ya en su cuarta edificación, los planos y dirección de Fray Domingo de Petrés verían nacer uno de los recintos católicos más apreciados del país. De su arquitectura resaltan la planta rectangular, sus tres naves, la fachada de dos cuerpos y las torres de orden jónico.
La de Santa Isabel de Hungría, una de las doce capillas que se ubican en la catedral, se destaca por albergar los restos mortales de personajes ilustres de la historia local y nacional, entre ellos Gonzalo Jiménez de Quesada, Antonio Nariño y Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. En 1823 fue consagrada como catedral primada.
Dirección: Plaza de Bolívar - esquina nororiental.
Las iglesias de Jesús y de San Ignacio, ubicadas en Roma, inspirarían en 1605 la edificación del primer templo de la Compañía de Jesús en territorio neogranadino.
El templo, parte del complejo jesuítico que integraban también el Seminario Mayor de San Bartolomé y la Casa de las Aulas, representa "una muestra invaluable de la expresión manierista", según los críticos del arte religioso.
De su estructura resaltan los arcos ciegos de la fachada, las hornacinas de la portada, las representaciones católicas de las bóvedas y techumbres, la imaginería del Altar Mayor y el altar tallado de Nuestra Señora de Loreto.
Dirección: Calle 10 No. 6-35
Relatos locales aseguran que en 1935, el padre Salesiano Juan del Rlzzo llegaba a la entonces solitaria zona suroriental de la ciudad.
Su intención evangelizadora incluía el homenaje a la infancia de Jesús. Como producto de la Iniciativa, se trasladó hasta la localidad una Imagen del Divino Niño. Desde entonces, el barrio 20 de Julio, donde está ubicado el santuario, se ha convertido en epicentro de fervor católico.
En el templo se destaca la figura del Cristo resucitado sobre el Altar Mayor, las lámparas de la nave principal y los vitrales Instalados en las naves laterales.
Cl. 27 sur No. 5A-27
Su proceso de construcción, entre 1686 y 1703, definió las características arquitectónicas que pueden ser apreciadas en la actualidad.
Del claustro religioso se destacan los siguientes elementos: los arcos de medio punto peraltados sobre columnas dórico-toscanas y los dinteles en madera que soportan el peso de la estructura.
La Candelaria y las iglesias de las Aguas y San Ignacio representan los tres conjuntos conventuales eximidos de las demoliciones que tuvieron lugar en la capital en el siglo XX.
Dirección:Cra. 4 No. 11-62
Desde 1644, fecha inicial de su construcción, se han incorporado ornamentos, adecuaciones y representaciones artísticas que se conservan como documento de la tradición religiosa capitalina.
La capilla lateral dedicada a San Antonio, la nave central rematada por una cubierta de par y nudillo, la fachada de cuerpo liso, la hornacina con la imagen de la Virgen de las Aguas, las imágenes decorativas del Altar Mayor, el campanario y el lienzo de la Virgen del Rosario se cuentan entre los atractivos principales del recinto católico.
En el costado sur de la iglesia se localiza el claustro original de Los Dominicos, sede actual de la entidad gubernamental Artesanías de Colombia.
Dirección:Cra. 3 No. 18A-66
Aunque los documentos diocesanos reseñan las postrimerías del siglo XIX como fecha de su establecimiento, sólo hasta 1938 culminaron los procesos de edificación y adecuación de las Instalaciones.
Diariamente, cientos de fieles, entre visitantes y lugareños, se reúnen para expresar su devoción y pedir el favor de la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.
En la estructura, de estilo gótico, se destacan los vitrales con profusión de imágenes florales, y la torre de 57 m de altura, visible desde varios puntos del Centro Histórico de la ciudad.
Dirección:Cra. 5 No. 8- 36
Sus orígenes se remontan hasta 1575. Crónicas locales señalan que en 1862 un incendio afectó sus Instalaciones, lo cual obligó el inicio de nuevas reparaciones.
El proceso de adecuación se extendería hasta 1988, fecha que consolidaría la Imagen actual del recinto. En la estructura se destacan las tres naves, el pulpito, el Altar Mayor, las pechinas decoradas con ángeles, el retablo de la Virgen de Chiquinquirá, el altar de Santa Rita, el coro y la sillería.
La huida a Egipto, obra del pintor bogotano Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, y lalmagen en relieve de la Virgen de la Altagracia, entre otras, hacen parte de la colección mural que según archivos coloniales, pretendían la divulgación de la fe en la Nueva Granada.
Dirección: Cra. 7 No. 6- 25
Este recinto católico, erigido en honor al misionero italiano, constituye uno de los escenarios más reconocidos por los fieles de la comunidad católica nacional.
El artesonado, obra del ensamblador Francisco de Ascucha; expresiones artísticas religiosas, pertenecientes al templo de Santa Inés, antes de ser demolido en 1957; el retablo del presbiterio, los altares laterales y los zócalos en madera se cuentan entre los elementos representativos de su edificación.
La imagen del Señor de los Milagros de Buga, ubicada en una de las capillas laterales del templo, constituye uno de sus atractivos más concurridos.
Dirección:Avenida 28 No. 38-27
La edificación, cuyo origen se remonta a 1582, se erigía inicialmente como sede del Colegio San Luis.
Posteriormente, la comunidad de los Agustinos Calzados establecía allí el Seminario Mayor de Teología y el Colegio Agustiniano. El Colegio San Nicolás de Barí, en 1770; el Batallón Auxiliar del virrey Sámano, en 1791; el Congreso Neogranadino, el Batallón de Vargas, la Escuela Militar de Cadetes, el Ministerio de Guerra y el Batallón Guardia Presidencial se instalaron en el claustro a través de los años y evidenciaron, además, la relevancia del lugar como escenarlo histórico, político, militar y religioso.
De su arquitectura se destacan el patio circundado por columnas y arcadas de piedra, la fachada lisa y la portada de acceso al zaguán.
Dirección: Cra.8 No. 7-21
Su construcción, entre 1600 y 1700, constituye uno de los referentes más significativos del arte barroco neogranadino.
Procesos de restauración, posteriores al terremoto de 1827, definieron la estructura que hoy puede ser apreciada por visitantes y lugareños.
De su parte externa se destaca la portada, característica del manierismo santafereño. En su interior sobresalen la talla en madera del cancel de la entrada, la techumbre mudejar, el pulpito y el templete del altar. Los murales de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, y las bases de las columnas, adornadas con Inscripciones Iconográficas, exhiben las manifestaciones típicas del arte religioso santafereño.
Dirección: Cra. 7 No. 10 - 20
Construido en el siglo XVIII, se erige como el primer cementerio de la capital colombiana. El anecdotario local señala que las inhumaciones, realizadas hasta entonces en los atrios de las iglesias, debían trasladarse a espacios particulares. El cementerio se convertiría, entonces, en uno de los lugares más tradicionales de la ciudad. La portada, la capilla, el trazado elíptico, las criptas, los mausoleos, las ermitas, los monumentos y las piezas artísticas se cuentan entre los atractivos más emblemáticos del lugar.
Declarado monumento nacional en 1984, está conformado, además, por el Cementerio Civil, el Cementerio de los Pobres y el Cementerio de los Paupérrimos, escenarios que fueron sumándose paulatinamente a la necrópolis original.
Dirección: Cra. 20 No. 20 - 80
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