Es uno de los mejor dotados de América Latina. Este recinto tiene capacidad para albergar a más de 4500 personas. Es de una gran versatilidad debido a que se puede utilizar para obras de teatro, espectáculos musicales, proyección de películas o grandes congresos. El cielo raso está contruido especialmente para reproducir la acústica que se requiera.
El Cuadrante es una de las áreas interiores donde se montan los estantes comerciales para los eventos, aledaño al Hall Grau y al Hall del Gran Salón Barahona.
El centro de convenciones tiene también grandes áreas al aire libre, como la Explanada de San Francisco y el Patio de Banderas, de 2100 metros cuadrados; el Claustro de las Ánimas, de 2277 metros cuadrados; y los jardines del Paseo del Arsenal, de 4200 metros. Es un lugar ideal para eventos de asistencia masiva en medio de las más hermosas vistas de la Cartagena antigua y de la bahía.
Están situadas en el sector norte de la ciudad amurallada, entre los fuertes de Santa Clara y Santa Catalina. Consta de 47 arcos y 23 bóvedas propiamente dichas, y está considerada la última obra del periodo de la Colonia, ejecutada dentro del perímetro fortificado.
Su utilización fue exclusivamente militar; sirvió a los españoles como cuartel y, posteriormente, durante la época de la Independencia y el inicio de la República, a los patriotas como cárceles. Las bóvedas fueron restauradas y en ellas se acondicionaron atractivos y originales locales donde funcionan galerías de arte, bares y almacenes de artesanías.
Simplemente conocido como castillo de San Felipe, es el más grande complejo defensivo levantado por la ingeniería militar española en el Nuevo Mundo. Se levanta en la cima del cerro de San Lázaro, estratégico punto desde el cual se podía advertir cualquier intento de invasión de la ciudad por tierra o mar.
Su construcción se inició en 1536 y se concluyó más de un siglo después, en 1657. Recibió el nombre de San Felipe en honor al soberano que reinaba por entonces, Felipe IV. Este primer castillo era un bonete de forma triangular, con cuatro garitas, aljibe, almacén y alojamiento para los soldados, y estaba dotado de ocho cañones.
El castillo resistió varios asaltos y resultó clave para la defensa de la ciudad en el ataque, en 1741, de las tropas inglesas al mando del almirante Vernon. Sólo una vez cayó, en 1697, a manos de los franceses comandados por el Barón De Pointis.
En 1762, la amenaza de una nueva guerra con Inglaterra llevó a España a la decisión de reforzar todas las defensas de sus colonias. El ingeniero militar Antonio de Arévalo fue el encargado de convertir el castillo de San Felipe en una fortaleza inexpugnable. De Arévalo lo reforzó con baterías colaterales que daban cabida a 63 cañones. A su vez, este conjunto de baterías quedaba protegido por una muralla alta y de una pendiente tal que era imposible de escalar. En el interior dispuso un intrincado tejido de túneles, galerías, desniveles y trampas, de tal modo que permitieran una retirada sucesiva de una batería a las siguientes, además de un ingenioso sistema de minas para volar el fuerte si llegaba a ser tomado por el enemigo.
Finalizado el peligro de las guerras, el castillo fue abandonado, e incluso sirvió de cantera, hasta cuando en 1928 se inició su restauración. En el acceso al recinto se encuentra la estatua del comandante general Don Blas de Lezo, defensor de Cartagena durante el ataque del almirante Vernon en 1741, aun siendo tuerto, cojo y manco.
Desde la cima de la histórica colina se domina toda la ciudad y se puede observar uno de los más hermosos panoramas de conjunto a más de 170 metros de altitud.
A principios del siglo XVII, en la cúspide de esta prominencia, los Padres Agustinos contruyeron el claustro que se llamó Convento de Nuestra Señora de la Candelaria. Después fue el lugar de luchas; además, sirvió de cuartel y de fortín. Tras un largo periodo de abandono, la edificación fue restaurada por los Agustinos en 1964.
En la parte posterior se encuentra el sitio más escabroso de la colina, el Salto del Cabrón, desde donde según dice la leyenda, el primer superior del convento, de la Cruz, arrojó un macho cabrío llamado Busiraco, objeto de culto y adoración de los indígenas.
Su panorámica forma la letra L invertida, que se inicia en la Base Naval, tiene como eje la avenida San Martín, que llega hasta el hotel Caribe; de donde parte otra vía hacia El Laguito.
La altura de la letra la forma el sector de Castillogrande, cuya calle principal se denomina avenida Piñango, que desemboca en el Club Naval. El barrio está situado entre el mar Caribe y la bahía de Cartagena.
Desde el Club Naval hasta la Base Naval, a lo largo de toda la bahía, se extiende un bello paseo peatonal que regocija por la belleza del panorama que se aprecia. Es un lugar de concurrencia de patinadores, trotadores, caminantes, niños y enamorados.
Capilla en la que se conservan los restos del poeta y Presidente don Rafael Núñez, autor de la letra del Himno Nacional y precursor de la Constitución de 1886 que rigió hasta 1991. Además, fue el único mandatario colombiano que gobernó desde Cartagena.
Está ubicado en la isla de Manga. Sobresalen en este sector las mansiones que combinan la opulencia de una época de progreso con la sobriedad de la arquitectura criolla influenciada por la árabe y la californiana más reciente. La mayoría de las casas se sumergen bajo la fresca sombra de enormes árboles de mango. Infortunadamente, muchas de esas mansiones han sido demolidas para dar paso a modernas edificaciones.
Fuerte del Pastelillo
El fuerte de San Sebastián del Pastelillo sustituyó al fuerte del Boquerón, primera fortaleza construida en la ciudad. En él tiene su sede el Club de Pesca, principal muelle para navegación de placer.
Casa Román
Situada en la calle principal de Manga, es el lugar predilecto de los visitantes del sector, debido a su bella arquitectura que Sector amurallado
combina el estilo morisco y el neorepublicano. La mansión está rodeada por un bello jardín y se destacan sus mosaicos. Además de esta, en Manga existen muchas casas del peculiar estilo señorial de la época.
Avenida Santander
Comunica a la ciudad, desde el barrio de Crespo, cerca del aeropuerto; con la rotonda de Santander, al inicio del barrio Bocagrande. Es una vía de circunvalación que empalma con el anillo vial y comunica a Cartagena con Barranquilla.
Un recorrido por esta arteria vial tiene para el turista el atractivo de ser ella una muestra, a manera de síntesis, de Cartagena: murallas históricas, paisajes tropicales y aire salobre de mar. De noche se aprecian las murallas iluminadas y los domos de las iglesias Catedral y San Pedro Claver.
Cartagena tiene playas en Bocagrande, El Laguito, Marbella, Crespo, La Boquilla y Manzanillo del Mar, además de las de Tierrabomba, Bocachica, Barú y las islas del Rosario. En todas ellas puede contarse con servicio de sillas y parasoles y acceso a ventas de refrescos y comidas típicas.
Existen normas para los bañistas, una de ellas es prestar atención al significado de las banderas de señalización. Bandera verde: no existen ni oleaje ni corrientes peligrosas. Amarilla: hay algún tipo de oleaje o de corriente, se recomienda bañarse con cierta precaución y no alejarse de la playa y roja: no debe tomarse el baño, pues el peligro es inminente.
Donde no hay banderas de precaución es preciso consultar con los guías de turismo o las autoridades locales o las personas que tengan experiencia y que sean del lugar, pues la imprudencia en el mar de Cartagena puede acarrear problemas.
En algunas playas existe servicio de sal-vavidas. Está prohibido hacer uso de ellas durante las horas de la noche.
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