El Casanare, una región de los Llanos Orientales de Colombia, es conocida por sus vastas sabanas, ríos caudalosos y una rica tradición cultural que incluye una amplia variedad de mitos y leyendas. Estas historias, transmitidas de generación en generación, reflejan la estrecha relación de sus habitantes con la naturaleza y los misterios que la rodean. A continuación, te compartimos algunas de las leyendas más conocidas de esta tierra llanera:
El Silbón es quizás una de las leyendas más temidas en los Llanos, tanto de Casanare como de Venezuela. Se trata de un espectro que vaga por las sabanas, llevando un saco cargado con los huesos de su padre, a quien asesinó en vida. Su llegada es anunciada por un silbido lúgubre y persistente: si lo oyes cerca, en realidad está lejos, y si lo oyes lejos, está peligrosamente cerca. Se dice que el Silbón castiga a los hombres mujeriegos o borrachos, llevándolos hacia la perdición.
Otra leyenda extendida en el Casanare es la de la Llorona, una mujer condenada a vagar por los campos y ríos en busca de su hijo perdido. Su llanto lastimero y angustiante es conocido por atraer a quienes se aventuran cerca de los ríos durante la noche. La leyenda advierte que aquellos que intenten ayudarla o seguir su voz, corren el riesgo de ser arrastrados a las profundidades del agua y desaparecer.
La Madremonte es una figura protectora de la naturaleza, temida por aquellos que se atreven a explotar los recursos naturales sin respeto. Se la describe como una mujer gigantesca cubierta de musgo, hojas y ramas, quien vigila los bosques y ríos del Casanare. Se dice que castiga a los cazadores, pescadores o ganaderos que abusan de la tierra o dañan la fauna, provocándoles enfermedades o extraviándolos en las llanuras.
En las vastas llanuras del Casanare, existe la creencia en el "Ánima Sola", un alma en pena que vaga en busca de redención. Según la leyenda, es el espíritu de un llanero que, al morir, quedó atrapado en el mundo terrenal debido a sus malas acciones en vida. Esta figura suele aparecer en noches de tormenta o en momentos de gran peligro para advertir o castigar a aquellos que cometen injusticias o actúan de manera egoísta.
Los relatos de una misteriosa bola de fuego que cruza el cielo también son comunes en el Casanare. Este fenómeno, que muchos identifican como un alma en pena o una bruja transformada, ha sido visto desplazándose por las sabanas durante las noches oscuras. Las leyendas advierten que seguir la bola o intentar interactuar con ella puede atraer desgracias, por lo que es mejor mantenerse alejado.
El Hombre Caimán es una leyenda que cuenta la historia de un hombre que, obsesionado con espiar a las mujeres mientras se bañaban en el río, usó un conjuro para convertirse en caimán. Sin embargo, al no poder revertir completamente el hechizo, quedó atrapado con cuerpo de caimán y cabeza de humano. Desde entonces, este ser ronda las orillas de los ríos del Casanare, causando terror entre los pescadores y bañistas.
Es un personaje dentro de los espantos que hace sus apariciones en la inmensa llanura, en las noches oscuras y tenebrosas. Dicen que es un hombre alto y que su cara no se le ve; siempre porta en la cintura un gigantesco machete. Se hizo más rico y extremadamente millonario haciendo un pacto con el diablo, comprometiéndose a entregar su alma, la de su esposa y la de sus hijos.
Después de que el diablo hizo rico a “Juan Machete”, con abundantes ganaderías y haciendas comenzó a herrar sus ganados y bestias marcándolas con una cruz y una jota. Pero “Juan Machete” tenía un corazón noble y generoso, por lo que ayudó a los más pobres que vivían en su región.
Con estos actos de benefactor y de alabanza a Dios, hizo que se incumpliera el pacto convenido con el diablo, y éste enfurecido, se transformó en un toro negro altamente peligroso. En un trabajo de llano, este furioso toro fue embistiendo a cada uno de los vaqueros, incluyendo al patrón Juan Facho, matándolos junto con sus bestias de terribles cornadas.
A partir de dicho suceso, el diablo se configura en el espanto de “Juan Machete”, para no permitir la posesión de estas comarcas, o de quien quiera apoderarse de terrenos que no sean por la vía legal.
El mito del "Rompellano" es uno de los relatos tradicionales más conocidos en los Llanos Orientales de Colombia, particularmente en Casanare. Este mito habla de una figura misteriosa que encarna las fuerzas de la naturaleza y se presenta como un ser poderoso y temido por los llaneros.
Se dice que el Rompellano es una criatura gigantesca y sobrenatural, cuyo andar hace temblar la tierra, rompiendo los llanos con su inmensa fuerza. A menudo se le describe como un ser antropomorfo, pero con cualidades bestiales, como una voz atronadora, una piel gruesa y dura como la de un búfalo, y una gran capacidad para desatar tormentas o desatar fuertes vientos que destruyen el paisaje a su paso.
El Rompellano representa los peligros de la vasta llanura y las fuerzas indomables de la naturaleza. Es un recordatorio de los riesgos que conlleva adentrarse en el campo abierto sin precauciones. Muchos creen que el mito surgió como una advertencia para respetar el territorio y los ciclos naturales del Llano.
Las leyendas del Casanare son un reflejo de la profunda conexión que los llaneros tienen con su entorno. Los ríos, sabanas y animales de la región no solo son parte del paisaje, sino también protagonistas de historias cargadas de misterio y espiritualidad. Estas narraciones, transmitidas oralmente, continúan siendo una parte esencial de la identidad cultural del Casanare, manteniendo vivas las creencias y costumbres de sus habitantes.
El Rompellano representa los peligros de la vasta llanura y las fuerzas indomables de la naturaleza. Es un recordatorio de los riesgos que conlleva adentrarse en el campo abierto sin precauciones. Muchos creen que el mito surgió como una advertencia para respetar el territorio y los ciclos naturales del Llano.
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