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Mitos y Leyendas del Casanare

El rompellano

El Mito de Rompellano

Arraigado en Arauca, es la devoción a Eduardo Fernández, más conocido como "Rompellano". Natural de Casanare, posiblemente de la población de Hato Corozal, Rompellano era un hombre alto, delgado, de cabello castaño y lacio, de ojos claros y brillantes.

Antiguo guerrillero de la época de los cincuentas, formó parte de las conocidas guerrillas liberales de los llanos. Hizo la revolución al lado de Guadalupe Salcedo, grupo que operaba en las regiones de Arauca y Casanare. Quienes lo conocieron coinciden en afirmar que era un hombre noble y generoso; así lo expresó el señor Ramón Cisneros: "a Eduardo le nacía luchar incansablemente por los pobres, robaba a los ricos para ayudar a los marginados".

Su inconformidad lo condujo a la "revolución" y, finalmente, a tener que abandonar el territorio por temor a perder su vida. Cuando se presentó la primera amnistía, el 13 de junio de 1953, en el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, Eduardo Fernández se acogió al decreto en la población de Tame. El 19 de septiembre de 1953 llegó a la población de Arauca y, según las personas que lo conocieron, bebió mucho licor durante tres días. El día 22 de septiembre, según testigos, lo vieron tomando con dos detectives del actual DAS, en la tienda de don Belarmino Paredes, opuesta a la casa de don Román. Entrada la noche, fue asesinado, según los testigos, por uno de los detectives de nombre Alberto García. Al día siguiente, después de recibir todo el aguacero de la noche, que según las creencias le purificó el alma, se hizo el levantamiento. Nadie reclamó su cadáver y fue enterrado, sin urna, en el cementerio local.

Años más tarde se hizo presente una señora que dijo ser la esposa de "Rompellanos", pero un nutrido grupo de habitantes de Arauca impidieron que sus restos fueran exhumados. Desde el día de su muerte, "Rompellanos" se convirtió en el benefactor de los necesitados, que acuden en romería, implorando sus milagros. En su memoria hay una canción llanera, con ritmo de "pajarillo", cuyo compositor e intérprete es el conocido cantautor araucano Juan Farfán, en la cual éste añora los tiempos pasados pidiendo rescatar lo perdido, en especial, las costumbres que identifican al llanero. En la segunda parte de la canción que rememora a "Rompellanos", haciendo un elogio de las virtudes, que aún recuerdan los araucanos raizales.

La Bola de Fuego

Unos dicen que la “Bola de Fuego”, es una bola de candela de aproximadamente dos metros de diámetro y se desplaza con mucha ligereza de un lugar a otro, mediante saltos entre sabanas y montes. Cuando se detiene desborda chispas de candela; algunas personas comentan que emite un sonido muy similar al de las lámparas a gasolina “colemán” y otros cuentan que este espanto no emite ruido alguno.

La “Bola de Fuego” aparece en épocas de verano y algunas veces en invierno, y hace sus apariciones principalmente en las noches muy oscuras.

Algunos viejos llaneros cuentan que este espanto de la llanura se formó porque en un hato muy grande de los llanos colombianos, su dueño tenia una pareja de encargados y la esposa del encargado era muy brava, malgeniada y para colmo de males celosa a morir, saliéndose constantemente de sus cabales.

Se comenta que un día se encontraban en plenos trabajos de llano y el encargado encomendó a su esposa preparar el almuerzo para más de sesenta vaqueros, y le previno que esa noche ellos dormirían en una de las fundaciones del hato, con el fin de madrugar a recoger el ganado que se encontraba muy lejos. Estos anuncios fueron motivando a que la mencionada señora se fuera enfureciendo. El esposo se marcha, olvidando dejar leña cortada para que ella preparara el almuerzo.

Al día siguiente la mujer, alrededor del medio día, se acordó que debía preparar el almuerzo y al no encontrar leña se puso muy furiosa e iracunda, y agarro el hacha para salir a cortar leña.

Estando en el monte, escuchó llorar incansablemente a su hijo llamado Juan, llantos que la llenaron de cólera, indignación y enojo terrible, y llena de ira y quizás poseída por el demonio se regresa a la casa con un leño grande y grueso en la mano, descargando su furia sobre su pequeño e indefenso hijo, quitándole a punta de garrotazos la cabeza. En ese preciso instante ella queda loca y los dioses de la sabana la maldijeron para toda su vida.

Es así como el espíritu de esta mujer queda errante en estas llanuras, buscando desesperadamente a su pequeño hijo Juan.

Otros llaneros que la han visto, dicen que dentro de la “Bola de Fuego” se ve una mujer fea, alta, corpulenta y dientona, que lleva en uno de sus cuadriles un niño sin cabeza y en la otra mano un hacha. Esta mujer persigue a los hombres llamados Juanes y los comúnmente denominados “Don Juanes”, por ser mujeriegos y parranderos.

El castigo que los espíritus de la sabana le asignaron a esta mujer fue una penitencia, que consistía en encontrar siete “Juanes”, hijos de una sola madre y que mientras los encuentra, vivirá errante asustando a los llaneros durante las noches oscuras.

Si este espanto denominado la “Bola de Fuego” se les aparece a las personas, se le profieren inmediatamente groserías de alto calibre y jamás debe ocurrírsele rezarle o invocarle santos, porque éstos se les vienen encima, asustándolos hasta dejarlos privados.

Además, a otros llaneros que se les ha aparecido han alejado el espanto soltándole el rejo que llevan en sus sogueros a lo largo del camino, y la “Bola de Fuego” sólo llega hasta la punta del rejo, sin hacerle nada al jinete.

Juan Machete

Es un personaje dentro de los espantos que hace sus apariciones en la inmensa llanura, en las noches oscuras y tenebrosas.

Dicen que es un hombre alto y que su cara no se le ve; siempre porta en la cintura un gigantesco machete. Se hizo más rico y extremadamente millonario haciendo un pacto con el diablo, comprometiéndose a entregar su alma, la de su esposa y la de sus hijos.

Después de que el diablo hizo rico a “Juan Machete”, con abundantes ganaderías y haciendas comenzó a herrar sus ganados y bestias marcándolas con una cruz y una jota. Pero “Juan Machete” tenía un corazón noble y generoso, por lo que ayudó a los más pobres que vivían en su región.

Con estos actos de benefactor y de alabanza a Dios, hizo que se incumpliera el pacto convenido con el diablo, y éste enfurecido, se transformó en un toro negro altamente peligroso.

En un trabajo de llano, este furioso toro fue embistiendo a cada uno de los vaqueros, incluyendo al patrón Juan Facho, matándolos junto con sus bestias de terribles cornadas.

A partir de dicho suceso, el diablo se configura en el espanto de “Juan Machete”, para no permitir la posesión de estas comarcas, o de quien quiera apoderarse de terrenos que no sean por la vía legal.

El Silbón

Es un espanto de la llanura colombo-venezolana. Dicen quienes lo han visto, que es un hombre alto y extremadamente flaco, que cuando se sienta sus rodillas le pasan arriba de sus orejas y que mide más de dos metros.

Este espanto de la llanura causa miedo y mucho terror a los hombres borrachitos y mujeriegos que deambulan por el llano de parranda en parranda. Anuncia su presencia con un fino silbido que es estridente y espeluznante, como si lo estuviera conduciendo a un profundo abismo, provocando pánico, ansiedad y espanto a los que lo escuchan y más cuando los golpea con un garrote, dándoles una fuerte paliza como castigo, reprimenda o lección.

Sus apariciones las hace en las épocas lluviosas de mayo y junio. Otros viejos llaneros dicen que “El Silbón”, es un ave que silba fuertemente en las noches oscuras y llega a las viviendas llaneras para atemorizar a sus moradores.

Este espanto se aleja profiriéndole palabras en un dialecto especial o indio, que sólo lo saben pocos llaneros.

La Dientona, Sayona o Llorona

En los llanos de Colombia y Venezuela se le conoce con estos tres nombres el espanto que devora con sus grandes colmillos, y sus espeluznantes gritos y lloros asustan a los hombres llaneros parranderos y enamorados.

Según cuentan los viejos llaneros, una hermosa mujer casada dio a luz un bebé. Al poco tiempo un pretendiente de ella, en son de ganarse la confianza de esta dama, inventa una peligrosa patraña, anunciando con una seguridad disfrazada que su esposo se la juega con su mamá. Este comentario desbocó la ira, los celos y el odio hacia su progenitora.

Cuando su madre regresa a la casa, la hija enfurecida la ataca, causándole la muerte con un puñal y luego le prende fuego a la humilde casa de palma.

Desesperada al ver las llamaradas sale corriendo, pero sorpresivamente recuerda que su hijo está adentro y trata de rescatarlo, pero fue imposible. Durante este tiempo sólo escucha el llanto desgarrado de su pequeño hijo, lo que provoca que ella grite y llore desesperadamente hasta volverse loca y luego desaparecer en la inmensa llanura.

Sus apariciones siempre las hace en los caminos y veredas por donde deambulan los hombres parranderos. Se caracteriza por su hermosura que seduce a los hombres, los cuales caen en su red y luego son invitados a pasar una noche de amor en su vivienda

Una vez la pareja se encuentra en la habitación y cuando el viajero comienza a besarla, a ella le empiezan a crecer grandes colmillos con los que devora a su invitado y luego desaparece emitiendo desgarradores y expulsantes gritos de dolor por la sabana.

Supersticiones y agüeros

Se cree que la ubre de las vacas se daña cuando se deja derramar la leche en las topias calientes.

Quienes tienen negocios, especialmente tiendas y almacenes, además de protegerlos con una mata de sábila que se cuelga detrás de la puerta principal, evitan hacer la primera venta del día a una mujer.

El llanero monta por el lado izquierdo porque dice que por el lado derecho monta el diablo.

Cuando una mariposa o un abejón entran a una casa se dice que va a llegar visita. Si la mariposa es negra pueden llegar malas noticias.

Se dice que el café no se debe tomar frío, pues en esta forma es fácil dar bebedizos.

Se dice que para causarle daño a un negocio se le riega sal. De esta forma bajarán las ventas y le caerá guiña al establecimiento.

El llanero cree que si por algún motivo un niño recién nacido o de pocos meses tiene contacto con personas que hayan estado en un velorio se enfermarán por el "hielo del muerto" y le da “sutera”, que es el aniquilamiento persistente de niño que debe ser mondongueado.

Si un alcaraván pasa cantando sobre una casa llegará una niña; si pasan dos llegará un niño. Si pasan tres, o sea, número impar, será una niña.

Se cree que si uno unta limón en la mordedura de un perro, habiendo dejado la mitad del limón en el árbol cuando está se seque y caiga, se le caerán los dientes al perro.

Se da por cierto que, luego de sacarle el corazón a una quincha (colibrí) y tostarlo y hacer una especie de pomada con manteca de lagartijo y agregarle un perfume fino, al untarse en la palma de la mano un poco de este embrujo la persona le corresponderá al amor declarado mentalmente cuando le da la mano.

Los llaneros creen que las culebras suelen morder en la sabana en las horas en que el sol no es fuerte: hasta las 9:00 a.m. y después de las 4:00 p.m.

Los perros aúllan o lloran cuando ven el diablo o cuando se va a morir alguien de la casa.

La llama del fogón se agita produciendo un ruido especial cuando va a llegar visita.

Los micos son ángeles malos que no alcanzaron a entrar al infierno y cayeron a la tierra.

El llanero es supersticioso. Por eso cree en la mala sangre, o sea la fuerza que emana de algunas personas, casi siempre de ojos claros. Las mujeres embarazadas y los hombres que hayan tenido relaciones sexuales la noche anterior, hacen mala sangre.

El arco iris sale de la cola de un gato escondido entre arbustos. Si alguien lo encuentra y el gato lo mira esa persona morirá, porque la carne se le irá cayendo a pedazos.

Quienes entierran en sus fincas joyas y se mueren, estarán penando como espanto en el sitio del entierro, hasta que lo saquen.

Al perro apestado se le pone un collar de limones para que sane. Los limones se secan al chupar la peste.

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